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Una nevasca, ventisca, nevazón[1] o viento blanco es una tormenta de nieve, hielo y granizo con precipitación de nieve en fuerte intensidad, que se produce generalmente en zonas de alta montaña o altas latitudes, donde las temperaturas son inferiores a 0 °C. Esta trae vientos muy fuertes cargados de nieve y temperaturas negativas que reduce la visibilidad a menos de 1 km.[2]
Una nevasca acompañada de vientos fuertes puede ser llamada ventisca o más explícitamente ventisca de nieve, ya que ventisca en general significa una tempestad acompañada de vientos fuertes, que tanto puede ser de lluvia como de nieve. Cuando las precipitaciones se dan en lugares de menor altura, éstas se denominan nevazones, aunque según el Diccionario de la Real Academia Española, nevazón es sinónimo de nevasca.[1] Otra palabra utilizada en zonas de la Cordillera Cantábrica, en España, es cellisca.
Las nevascas son muy peligrosas para los montañistas, ya que dificultan la visibilidad y aumentan el riesgo de muerte por las bajas temperaturas que se producen en ellas. La sensación térmica durante una nevasca disminuye con facilidad por debajo de los −20 °C y la visibilidad se ve seriamente afectada. También pueden producir hipotermia y lesiones por congelación, dolor e irritación por el choque de las partículas de hielo con los tejidos, aturdimiento, y desorientación. Adicionalmente crean ventisqueros que dificultan el movimiento y provocan aludes.[3]
Un típico "viento blanco" provoca una pérdida de la percepción de las distancias al anular la visión del horizonte o de los objetos que puedan servir de referencia visual. En casos extremos, la visibilidad es posible solo a menos de un metro de distancia. Si esta condición ocurre como excepción anómala en época de deshielo, resulta particularmente peligrosa, puesto que entonces no es posible distinguir entre una ruta normal viable y segura de una cornisa de nieve que solo se proyecta sobre un abismo, de modo que se puede caminar, sin tener noticia, allí donde la nieve cede al peso del cuerpo y el montañista puede caer repentinamente muchas decenas de metros en un despeñadero.
Existen dos tipos de nevascas: